EL ACEITE DE KRILL, eficaz en casos de cáncer
Krill es una palabra noruega que define a ese minúsculo crustáceo parecido al camarón pero de apenas 3 centímetros de largo y 2 gramos de peso que viaja por el océano en bancos de millones de individuos alimentándose del fitoplancton y que constituye el principal alimento de focas, ballenas, pingüinos y otras aves. Y si bien se han identificado más de 80 especies en todo el mundo sólo el de las aguas de la Antártida contiene tantos y tan poderosos nutrientes –ácidos grasos omega -3, fosfolípidos, antioxidantes, vitaminas y un nuevo flavonoide aún sin nombre- como para conferir al aceite que se hace con ellos las notables propiedades terapéuticas que lo hacen eficaz en numerosas dolencias. De hecho un solo gramo de aceite de krill antártico contiene 300 mg de ácidos grasos omega-3 de los que 150 son de Ácido Elcosapentanoico (EPA) – especialmente importante para el funcionamiento del sistema inmune- y 90 de Ácido Docosahexanoico (DHA) – crucial para la adecuada actividad del cerebro-.
Además contiene ácidos grasos omega-6 y omega-9. y está constatado que posee una capacidad antioxidante 300 veces mayor que las vitaminas A y E y 48 veces mayor que el aceite de pescado, mitiga de gorma significativa la inflamación, el dolor y la rigidez articulares en casos de artritis, osteoartritis y otras dolencias que aquejan a las articulaciones, ayuda a prevenir y tratar patologías cardiovasculares por reducir la inflamación y por mantener los niveles de lípidos en sangre dentro de niveles de glucosa, colesterol “malo” y triglicéridos haciendo aumentar los de colesterol “bueno”, alivia la sintomatología física y emocional asociada al síndrome premenstrual, constituye a un mejor funcionamiento de los distintos órganos y tejidos, previene los daños provocados por los radicales libre, mejora la salud en general y es, por ello, útil también en casos de cáncer. |